En Estados Unidos, por ejemplo, los estudios certifican que los carros, camiones y buses que utilizan combustibles fósiles emiten más de la mitad de los óxidos de nitrógeno del aire y son uno de los mayores emisores de gases asociados al calentamiento global.
En Ecuador, el panorama no varía, pues la deficiente calidad del combustible que se genera internamente sumado a las malas condiciones del transporte público convierte al parque automotor en la fuente de hasta el 50% de las emisiones de CO2 del país, y esta cifra puede ir en aumento debido a la venta acelerada de vehículos.
Según los datos revelados por la Asociación de Empresas Automotrices del Ecuador (Aeade) en el primer trimestre del 2022 se registró un crecimiento en la venta de vehículos del 21,6% con relación al mismo periodo del 2021, lo cual es positivo para la economía, pero no así para el medio ambiente porque la mayoría de los vehículos vendidos, por no decir todos, son de combustibles fósiles y a esto se suma el aumento de usuarios que consumen gasolina ecopaís (extra), que es de menor calidad, debido al alza de la gasolina super.
Desde el lado gubernamental una de las acciones puestas en marcha para reducir la contaminación ambiental producida por los automotores son los proyectos de Revisión Técnica Vehicular (RVT), presentes en más de 30 cantones a nivel nacional.
La obligatoriedad de dicho trámite para todos los propietarios de vehículos tanto de transporte pesado como liviano y motocicletas, para poder obtener el permiso de circulación y la matriculación respectiva aporta de manera significativa a reducir las emisiones contaminantes tanto de los vehículos a diésel como los de gasolina.
Esto debido a que uno de los controles que se realizan en los Centros de Revisión Técnica Vehicular (CRTV) es el nivel de emisión de gases contaminantes mediante dos de los equipos, que son el Opacímetro y el Analizador de Gases.
¿Cómo funcionan los equipos que miden los gases contaminantes?
El Opacímetro es esencial para controlar las emisiones de los vehículos a diésel y básicamente se encarga de medir la opacidad del humo que desprende el vehículo a través del tubo de escape. Este aparato cuenta con una cámara de medición que contiene en su interior un emisor y un receptor de luz, lo cual permite generar los resultados de acuerdo con valores máximos permitidos. Mientras que el Analizador de Gases verifica el estado del motor de los autos a gasolina a través de la medición y evaluación de la cantidad de emisiones que está produciendo cada vehículo.
El análisis de este equipo permite medir y controlar los gases peligrosos para la prevención de fallas automotrices y contaminación ambiental.
El análisis de estos equipos permite medir y controlar los gases peligrosos para la prevención de fallas automotrices y contaminación ambiental.
El motor de un vehículo lleva a cabo un proceso de combustión en donde se generan diversos tipos de gases como el monóxido de carbono, hidrocarburos no quemados, dióxido de carbono, nitrógeno, oxígeno, entre otros, y al establecer el nivel de cada uno de aquellos gases y la concentración de éstos da lugar a una evaluación precisa sobre el desempeño del motor.
Los gases como el monóxido de carbono y el óxido de nitrógeno están generalmente entre los considerados como perjudiciales para la salud del ser humano y por consecuencia los más contaminantes para el medio ambiente.
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¿Cómo podemos aportar a reducir los gases contaminantes?
El motor de combustión interna (MCI) de un vehículo híbrido produce menos emisiones de gases contaminantes comparado con un auto convencional de las mismas características, debido a que el motor es un poco más pequeño y no es utilizado directamente para la propulsión del vehículo.
Otra opción que en el caso de Quito y Guayaquil se ha ejecutado es la compra por parte de operadoras privadas, algunas unidades de buses de transporte público eléctricos con el objetivo de reducir la huella de carbono.
Cuando estas unidades fueron adquiridas en las pruebas que se realizaron a los articulados durante tres meses, recorrieron 9 mil kilómetros sin generar emisiones contaminantes, cumpliendo las expectativas de dicha compra, mientras que comparado con un bus que opera a diésel, emana a la atmósfera al menos 12 toneladas de CO2.
Si bien es cierto el costo de las unidades eléctricas superan a las convencionales que funcionan a diésel, el ahorro se reflejaría en los costos de mantenimiento y obviamente el beneficio social en el tema ambiental.
La oficina regional de Medio Ambiente de la Organización de Naciones Unidas (ONU) divulgó los resultados de un estudio sobre los beneficios de implementar un sistema de trasporte eléctrico en una veintena de ciudades latinoamericanas entre las que se encuentra Quito, asegurando que si dichas ciudades reemplazan su flota de buses y taxis por vehículos eléctricos se ahorrarían 64 mil millones de dólares en combustibles hasta el año 2030 y se dejaría de emitir 300 millones de toneladas de dióxido de carbono, evitando la muerte prematura de casi 40 mil personas en la región como consecuencia de las enfermedades respiratorias asociadas con la contaminación ambiental.
Poder reducir la contaminación ambiental están en manos de los gobiernos, pero también de los ciudadanos, cuidemos nuestros vehículos y el uso de ellos, todos podemos aportar a cuidar el medio ambiente.